
Muchos de nosotros en cánticos,
en el coro de la escuela dos,
básico, folklórico y mágico.
Me aventuro y quiero ser profesor.
Cierta clase de música,
esa que se canta en la O,
tiene de cantantes a afónicos
sin texturas contrapuntísticas.
Furia sándalo sencilla y parlante:
nos amamos en un altillo,
nos reíamos cada uno a su modo.
Rara forma de alegría ignorante
que cantamos siendo niños
y después se ha olvidado todo.
en el coro de la escuela dos,
básico, folklórico y mágico.
Me aventuro y quiero ser profesor.
Cierta clase de música,
esa que se canta en la O,
tiene de cantantes a afónicos
sin texturas contrapuntísticas.
Furia sándalo sencilla y parlante:
nos amamos en un altillo,
nos reíamos cada uno a su modo.
Rara forma de alegría ignorante
que cantamos siendo niños
y después se ha olvidado todo.
4 comentarios:
Qué bueno haberla rescatado del disco duro de nuestras cabezas, a esta altura infectado con miles de gusanos y troyanos. Voy a ver si me acuerdo de otra antigua, antes de que se haga irremediable formatear.
Cuculí, me agrada tanto tu poesía porque es un acto de defensa, defensa de la memoria de la tradición que se pierde, porque no se estima, porque se averguenza, porque se desconoce... seguí así. Los que conocimos Valparaíso te lo agradecemos, porque viajamos a sus tabernas y su bohemia y los que amamos la poesía, precisamente por ser un arte tan artesanal, también te celebramos.
Una abrazo y espero que te haya gustado mucho la poesía de Wislawa.
Nora
Fascinante:
"Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
Soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
Comparezco ante los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
¡disolverme bajo la lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un poco de agua!
Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas:
confía en la piedad química.
Eres todavía una mujer joven,
deberías sentar la cabeza de algún modo.
¿Quién ha dicho
que la vida hay que vivirla arriesgadamente?
Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecida
por haber caído de pies.
Véndeme tu alma.
No habrá más comprador.
Ya no hay otro demonio.
Qué lejos oigo esa risa ignorante. Cuánto adoro esos días de sol y emoción.
Esos retazos de infancia olvidada me enlutan el alma.
Y parece que no me queda más que seguir pegando tazas rotas.
Una se rompió para siempre. Esa sí que no la puedo pegar.
Publicar un comentario