
Todo se cubrió por fin
de un habitual benevolente y parco.
Llovían en el ámbito pieles
y celebránbanse rodeos de antiquísima
dormida vida cruz.
Yo los divisé danzando
en una maravilla prosaica,
determinándose a poner un grito
en que al azar de todo bar solemne
se vaya a dar y zapatear todo de sí.
Salí sonriendo cardinal desenfadado
mi pan igual enamorar tan reluciente:
yo cantaré por fin amar con ellos
la salvífica tonada panal.
Porque torcido y sin pañuelo iré
o mar haré en que se arrojase toda
esa vital generación ala muerte,
que va y convierte laicamente en alma
a la mujer de su señor y Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario