
Con vino gratamente de otro modo
las palabras emborracho con humor:
descubrí que un nuevo idioma imposible
me ha alejado de la plaza universal.
Y me embriago inevitablemente
si respiro, su etilente comatoso
me asegura aquel destino de azúcar:
solitario padre nuestro personal.
Alegre mi voz huele a terca payasada:
lo necesito porque está en mi piel,
y si concurro a la primera llamada
era el circo que de niño abandoné.
Cuando venga la estaré esperando:
yo le ofrezco lo que quiera de mí.
Si despierta a medianoche sentiré
su vergüenza entristecido venir.
1 comentario:
cuculí, muy hermoso tu poema de hoy,más que nada de lo por mucho respeto,admiro quien respeta y se hace respetar,cariños.
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