4 de septiembre de 2007

CCXIX.- Mi primoroso e inigualable panal



No tengo yo derecho a la crisis
ni más opción que arrepentido callar:
debo seguir como si nada ocurriese,
inconmovible, convencido, fatal.

Venga la vida que arrepiente y me nazca
un acicate que me saque de este circo llorón
y abandonar el edificio de mi farsa,
pero aunque dude diariamente, digo no.

Que en primavera desabrigo la esperanza nueva,
el cupón de lotería que jamás aposté,
el jinete favorito en lo que mi alma se juega,
por haber llegado todo digno siempre placé.

Es que no tengo yo derecho a ser otro:
este dolor desesperado me ha dolido solo a mí,
sencillamente tal y como me muestro
nadie me gana nunca en esto porque yo me escogí.

3 comentarios:

Manuela Fernández dijo...

Me temo que no tenemos derecho ni posibilidad de ser otro. Sólo nos queda el recurso de cambiar.
SAludos.

Anónimo dijo...

Me gusto el último poema que hiciste, sentí como esa pelea que a veces tenemos entre el quiero y el debo.

Anónimo dijo...

estuve cerca... pero no me atreví, odio cuándo mis manos no me dejan mover.
miss ur words

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