
La alondra pendenciera me mantiene alerta
y, desigual que asusta, se apodera de mí.
Abunda su inexperta cacatúa mixta,
collar incorporado e inundación hasta morir.
Al pretérito imperfecto lo destiñe la sangre:
mi preferida sucia que marea y se va,
fatídica y bendita, me arrebata el alma
y deja sólo viandas que yo mismo elegí.
Para volver atrás y averiguar tu mundo,
por extinguirme, busco un sacrilegio en ti,
su quicio más estricto y no lo encuentro nunca,
lo básico y lo crudo que no puedo fingir.
El péndulo timón que ni yo mismo controlo,
me pide que te ame y te deteste a la vez.
La voz de la arrogancia en mi camino solo:
se pone mis zapatos y me obliga a vivir.
y, desigual que asusta, se apodera de mí.
Abunda su inexperta cacatúa mixta,
collar incorporado e inundación hasta morir.
Al pretérito imperfecto lo destiñe la sangre:
mi preferida sucia que marea y se va,
fatídica y bendita, me arrebata el alma
y deja sólo viandas que yo mismo elegí.
Para volver atrás y averiguar tu mundo,
por extinguirme, busco un sacrilegio en ti,
su quicio más estricto y no lo encuentro nunca,
lo básico y lo crudo que no puedo fingir.
El péndulo timón que ni yo mismo controlo,
me pide que te ame y te deteste a la vez.
La voz de la arrogancia en mi camino solo:
se pone mis zapatos y me obliga a vivir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario