Tendría que llorar por ti
y no tengo ni una lágrima,
sólo un árido recuerdo del dolor
y el escrutinio horadador
de la vergüenza.
Maquina Joseph Goebbels
con su máquina de peste
un decreto de expulsión sin fin,
hacia campos de trabajo en el este,
donde ya no molestemos a nadie,
y pagaremos nuestra culpa en el hollín
de un holocausto tatuado con horror.
Tenemos que partir por la mañana,
porque el sitio de mi hogar
ha quedado vacío,
mis redes, mi barco y mi mesana,
todo lo que tengo es mío,
pero has tirado nuestro amor
por la ventana
y me río, me río, me río, me río
me río!
26 de septiembre de 2021
MCXIX.- Cristales Rotos
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