
Yo busco a la niña que hay en ti,
a la pupila extraviada en el pesar de los años,
a la flauta divertida que brilla y al rubí
de tus ojos, para sanar todo daño.
Y hallo un párvulo silencio dormido,
una cruz sin Simón Sireneo,
un látigo, un alma y un nido
que quiero ver nacer de nuevo.
Despliego una sabanaranja feliz
por hallar la pureza nostalgia en tu voz,
y encuentro la foto de un ave matriz
que volaba en un plato de arroz.
Yo busco el aroma destino de tu felicidad,
porque el viento me donó tu ser perfecto
y viajaré para vivir a tu ciudad
por ser tu Cuculí predilecto.
Permite que se bañen mis pies descalzos
en la mar inseparable de tu luz,
y derrumba por fin aquel muro falso
que te separa de la hermosa palabra tú.
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