
Vida del ángel al planeta mediocre:
nadie me mira sin el ojo pestañear,
de la que viene mentira patraña delira
y se pasea como Pedro por su lar.
Preferiría mendigar sencillamente,
completamente abandonado a la matanza,
sin olvidar que alguna tarde me quedé esperando,
llamando y llorando, solito cantando.
Una bandera en el umbral de la casa
con la botella de licor de quemar
y la figura dibujada en la tierra:
une la vida con la muerte de Jesús.
No importa nada por salvar de la pereza
a mil millones de personas tristes.
Yo no me cubro de piñones la cabeza:
por una noche fui el invierno de Titán.
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