
Era necesario seguirla,
mas no cejar en el afán,
y descubrirla
por alcanzar un alma fábula de albur perfecto,
y con su efecto,
su prodigiosamente cúmulo de luz alimentar
mi pan abierto,
con agua viva la primera canción,
la del solemne compromiso manifiesto.
¡Que no haya cirros en el alto del cielo!
¡Que no levante todavía ella su vuelo!
Porque sereno, yo camino, yo tan bueno,
que fui el amor y el más extraño desvelo,
fui el inexperto cariñoso desconsuelo,
y ahora he nacido para verla nacer:
quiero tomarla de sus alas y ser
lo que he esperado para mí toda la vida.
Es mi deber.
mas no cejar en el afán,
y descubrirla
por alcanzar un alma fábula de albur perfecto,
y con su efecto,
su prodigiosamente cúmulo de luz alimentar
mi pan abierto,
con agua viva la primera canción,
la del solemne compromiso manifiesto.
¡Que no haya cirros en el alto del cielo!
¡Que no levante todavía ella su vuelo!
Porque sereno, yo camino, yo tan bueno,
que fui el amor y el más extraño desvelo,
fui el inexperto cariñoso desconsuelo,
y ahora he nacido para verla nacer:
quiero tomarla de sus alas y ser
lo que he esperado para mí toda la vida.
Es mi deber.
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