
Por haber hollado dedos sin anillos,
porque siempre fue la vida irregular
en la noche de las pulgas y los grillos:
la esperanza nos irá a escuchar.
Porque guardo aquí en el cofre de mis palmas
una clara primavera que me va a perdonar:
milagrosamente todo se convierte en almas
que caminan en rescate sobre el mar.
Tránsito consuelo del divino diseño
que me esperentorio, busco poco yo:
mi cadalso de pañales para el sueño
de la muerte, del pecado y del amor.
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