23 de febrero de 2009

CDXCIX.- Superegrino



¡Correría, correría, correría treinta veces!
Y amaría nuevamente esa minúscula abstracción,
la amatista que era mía, la limosna de la gente:
lo que busco desde siempre y perdería la razón.

Pero no.

Sentí la muerte volcando su fuente:
fuego de gozne y locura desatada,
porque tenía yo mi mundo diferente
y en un instante no tenía nada.

La ruina dejando su marca invisible
y un nuevo horizonte se instala a mis pies:
yo quiero correr y volar, quiero irme
y lograr que se acabe mi eterno después.

1 comentario:

Xerayka dijo...

Hola gracias por tus letras(( de verdad!!!), no habia entrado hace tiempo y me ha sorpendido que estuvieras por mis tierra letrosas.

La magia y la oscurdad se fusionan en la llanura clara y desértica de un adios.
Los ojos cansados y nuevos como
los de un viejo recien nacido
van de un lado a otro
buscando
sin saber
lo que ya no regresará.

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