
Ayer salí de copas con la pulga de mi cama:
metida aquí en la ropa, me llamaba “Cuculín”.
Borracho la despierto y le ofrecí mi sangre,
mi trago y mis zapatos. Se reía de mí.
“Hagamos un acuerdo”, le decía contento:
“Enséñale a la loca que conmigo duerme
cómo es que sobrevivo con lo poco que tengo
y con las pocas migajas que me da para comer”.
Pero ella me propuso otro macabro arreglo:
“Tu corres con la sangre, sin joderte ni rascar,
dormido y te suplanto por la noche: trataré
de ver cómo explicarle tu terrible soledad”.
Conforme con el trato me dormí en seguida,
y vi que era un engaño cuando amaneció.
Anémico y confiado, me morí calato:
se fue la hija de puta con mi ropa y mi mujer.
5 comentarios:
No era pulga,,, era pulgón.
Yo tengo otras teorías.
Y eso que érais hermanos de sangre...
no se puede confiar en nadie, parece.........
con tu ropa y tu mujer!!!!!!!
un abrazo
tómalo por el lado positivo,
te libraste de las dos...
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