
Deja esa fétida cosecha reticente
que me secuestra y me perfuma: tibia sal.
Alguna vez me marcharé tan lejos
que si me sigues allá, nunca volverás.
La vanagloria dilapida y concluye
o yo me atrevo en sotavento cardinal.
Si lo decides, algún día nos veremos,
pero seremos de otro techo cielomar.
Será de ti que acaso cientos de guirnaldas
lleve la línea de tu pecho y diré:
que fui perfecto como sólo es perfecto
el clarocéano y silencio, mujer.
2 comentarios:
Aveces sotavento te veré en mi, por que mi camino de guirnaldas siempre me guían al centro... si te miro no regreso jamás por donde vine.
gran texto señor
Es un texto amigable...aunque no es amigable el silencio...pero si el claroceano, tus palabras compuestas también suelen llevar a imágenes, a lugares muy especiales y bonitos
un saludo cucú
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