
Hago entrega libre de todo mi dinero.
Abandono desde ahora mi rigor patrimonial.
Nada me sirve de nada.
¡Qué fastidio colosal!
Ni el sendero que pasa bajo mis pies,
ni el celeste vendaval de la existencia,
ni la fatiga nocturna que hiere mis ojos
me pertenecen.
De nadie soy.
Nada me es.
¡Llévense todo, hermanos!
Y tú, mira ahí, que has olvidado un calcetín.
¿De qué te servirá sólo cubrir el pie derecho?
La casa ya no es mía,
y el perro se escapó.
La sangre abandona mi cuerpo
en el orín de la mañana.
Las hormigas que invadían la cocina
se alejan de mí.
No puedo combatir ni vigilar
y no oigo ruidos.
La pared que separaba mi vida
del pedregal donde decía mi nombre,
y la cubierta de sustancia y multitud
se acaban.
Mi ojos se van,
dando tumbos cuesta abajo
y mis manos,
mi fieles manos me dicen adiós.
Abandono desde ahora mi rigor patrimonial.
Nada me sirve de nada.
¡Qué fastidio colosal!
Ni el sendero que pasa bajo mis pies,
ni el celeste vendaval de la existencia,
ni la fatiga nocturna que hiere mis ojos
me pertenecen.
De nadie soy.
Nada me es.
¡Llévense todo, hermanos!
Y tú, mira ahí, que has olvidado un calcetín.
¿De qué te servirá sólo cubrir el pie derecho?
La casa ya no es mía,
y el perro se escapó.
La sangre abandona mi cuerpo
en el orín de la mañana.
Las hormigas que invadían la cocina
se alejan de mí.
No puedo combatir ni vigilar
y no oigo ruidos.
La pared que separaba mi vida
del pedregal donde decía mi nombre,
y la cubierta de sustancia y multitud
se acaban.
Mi ojos se van,
dando tumbos cuesta abajo
y mis manos,
mi fieles manos me dicen adiós.
1 comentario:
Nada nos pertenece en realidad...
No cucú, que no se vayan tus manos
un beso
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