A la ternura infinita,
y al llano afecto brioso,
al deseo imperioso
y al amor que agita,
se ha unido la fascinación.-
Fascinación por tu piel de anacoreta,
que al mirarte entre los ojos y sentir,
se gravita sin caer, cayendo
hacia una ígnea estrella de neutrones.
Fascinación por el engranaje
místico y tortuoso de un reloj sin tiempo,
que es tu mente en cuanto Ente:
almaventurera y fecunda,
rotunda, viajera, diferente.
Y la fascinación por tu corazón
de niña que late en tu espíritu
de chocolate y jaque mate a la vida,
y por tu ser, tu amable y sencillo ser,
en todo el amplio sentido
de la palabra amable,
y en todas las acepciones
de la palabra mujer.
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