Yo debí haber estado justo allí,
en el sopor de tu silencio cósmico,
ser precipicio y tenebrosa rosa pincha,
beber aciago cada trago de congoja junto a ti,
y no encontrarnos una noche por albur casualidad,
ni ser extraños tantos años sin amor.
Ser y tiempo en tu honor,
espantapájaros de verde tarde amarga,
medicamento que se bebe al soñar,
ser un consuelo en tu desvelo de pavor,
la dicha planta, flor y brote en tu jardín,
ser tu jardín,
cómo debía haber estado justo allí.
Pero ahora vuelo en tu calor
de candoroso rezo mantra,
soy flamante escarapelo de sortijas náufragas,
y he descubierto que tu cause
y que tu fiel balanza en mí,
se fueron dando, regalando y buscando
para el otoño y para sernos por fin.
Yo no debía realmente estar ahí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario