4 de agosto de 2022

MCLXXVII.- Bergantinieblas


 

Dibuja la rabia
una cara demente,
frecuentemente náuseas
y vidrios en la piel.

Oseznos escondidos
tras el daño incalculable
que algunos causaron,
y cólera otra vez.

El ciclo repite
su tono indiscreto,
se adueña del pulso:
no deja dormir.

Como una marejada
le escribo un arrullo,
y encierro en el trullo
su beso de ayer.

De pronto una tarde
concilio tres sueños,
el miedo se evapora
y me infundo otro té.

Mas siento vergüenza,
que no entiendo bien
y un raro vacío
con sabor a hiel.

Se esfuma la furia,
despierto en soledad
y le abro la jaula
pero ya no está.

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