22 de octubre de 2021
MCXXV.- Cuervorágine los ojos
¿De dónde viéneme eso,
lo del pánico de huir,
terrible cataclismo
abismo vértigo incontrol?
¿Por qué me han hecho daño
paño y lágrimas temer,
de niño dependiendo
y siendo rápido me iré?
Me escondo.
Me nubla una pirámide contorno,
se arropa como gárgola compleja
y cubre su alma pátina de mí.
Yo sé que tiene término y comienzo.
Lo puedo desde lejos viejo asir.
Un ágrido recuerdo ciervo negro
que grita mudo magro y me corrí.
Y si abro la mirada al día siguiente,
cuan pronto comprendo que no estaba allí:
bloqueaba los pasos que no se acercaban,
cerraba mi puerta y la nada detrás.
Te juro que el viento de lo insoportable
se ataba arañando mi tranquilidad,
vestía de oscuro oficial o gestapo
y dábame alcance, quería gritar.
Me siento tan solo con este presiento,
tan chico abatido y herido sin fe,
que fijo una culpa de sangre rescate,
de doce monedas y sigo de pie.
Querría que todo el ingente abanico
de seres amigos abrigos venir,
me amaran y hablaran hallaran la causa,
y no abandonaran mi escriba canción.
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