Ya se ven algunas luces.
Acabará por fin la pesadilla.
Acaso alguna gente más dulce
nos espere en la otra orilla.
Recia tormenta invisible
de muerte y sueños prohibidos
de esperanza que parece inerte
con arresto en el domicilio.
Noches en vela, eterno mediodía
vacías las repisas y deudas por pagar.
¡Detenidos por misas y orgías
ya va a amainar tranquila la mar!
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