de ingeniosa y basta luz,
vida fértil agitándose
en el goce primordial
de personas, brillando
y va creciendo: respirar
esa terca fuerza ingente
de estridente eternidad.
Prodigioso navegante
que me habita como pan,
somñoliento caminando
y preguntándose por mí:
qué habrá sido de la prisa
que era jubilo y pregón,
repentinamente ciego,
se hizo fuego y me murió.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario