DCCLXXVII.- Pélate una papita
Nos vende un collar
de finas perlas
y pide prestado
algo de plata
para ir en seguida
seguro a ponerla
en las manos
de Don Sata.
Miserable que sólo
por amargas migajas
dice haber sido
pobrecito engañado
y defrauda a aquél
que tan duro trabaja
como todos los pobres
y honrados.
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