Oigo los
latidos desnudos
de tu digno
corazón de nubes blancas,
cada tarde cuando vuelvo del trabajo
cada tarde cuando vuelvo del trabajo
y te
abrazo.
Quiero
estar allí,
decidido y silencioso
llevando la taza, la cuchara y el té,
porque descanse tu boca,
llevando la taza, la cuchara y el té,
porque descanse tu boca,
porque te sientas bien.
Y elevo un canto amigo
Y elevo un canto amigo
hacia las
intensas latitudes
de tu ser de flauta dulce;
de tu violín anaranjado de susurros;
de tu voz y tu calor de cataratas
y hasta el silencio que oculta de mí
de tu violín anaranjado de susurros;
de tu voz y tu calor de cataratas
y hasta el silencio que oculta de mí
y de mi vértigo impaciente aquello
que
el tiempo me dará como un regalo,
lentamente.
Por respirar así la piel de tu cansancio,
por desplegar todo mi sexo fervoroso
Por respirar así la piel de tu cansancio,
por desplegar todo mi sexo fervoroso
y
persistente dentro de
ti,
allí donde
la furia inextricable y tierna
de los seres pequeños que te habitan
detrás de cada palabra,
antes de que cierres tu boca
y un instante después de que la abras.
Allí.
de los seres pequeños que te habitan
detrás de cada palabra,
antes de que cierres tu boca
y un instante después de que la abras.
Allí.
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