
Ya he vivido 900 años
y seguí la ruta ignota del azul agradecido:
una flota de mercantes que atraviesa el mar
Y fuimos niños.
Fuimos ángeles romances con el mismo corazón
y ya ves que como nadie disfrutamos:
se cumplió la condición que nos ató
y nos amamos, nos hicimos trenzas, y perduramos.
Pero hay cosas que no acaban nunca:
porque nunca es la palabra santa,
todo el mundo cabe dentro de sus cinco letras
y tenemos que vivir mil años.
Yo soñaba con hacer los biberones,
por la noche despertar para dormir
a la pequeña palomita que no sabe volar:
yo soñaba cada tarde con amar.
Pero he vivido mucho más de 900 siglos
y uno nota que se arruga la piel.
Ahora debo ser ferviente agradecido.
Te conocí. Fui de tu luz. Nos conocimos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario