27 de marzo de 2011

DCLXXVIII.- El manual para la Poesía del Mundo

La idea es saborear el cuerpo de la existencia 
desde la boca de un niño 
y sentir el alma de lo que nos rodea 
con los ojos cerrados. 
 
Hay que abrir el corazón insolente 
al esplendor dormido en la catedral de las cosas, 
lleno de algarabía, porque estamos vivos 
y seguros de su belleza, porque existe en realidad. 
 
No hay que dejar que la sombra de la desesperanza 
inunde nuestra percepción,
porque ya tendrá su momento: 
al menos, que nos permita construir el mundo. 
 
Luego vendrá la hora de las responsabilidades, 
la hora de los juicios y de las condenas: 
porque el tiempo del fragor rotundo del día bueno 
es el momento de la libertad. 
 
Y la libertad es lo mismo 
que el instante multitudinario de la oportunidad. 
Porque el primer día es el mejor 
y todos los días son el primero del tiempo.

1 comentario:

ROSS dijo...

"Porque el primer día es el mejor
y todos los días son el primero del tiempo." Ingeniosa reflexión del tiempo, asi siempre estamos en el primer dia, siempre saboreando lo mejor como si fuese por primera vez.
nuevamente imágen impactante.

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