
miro hacia adelante y lo que puedo ver
es una vereda que me lleva a la noche,
larga como larga es la que ya caminé.
Justo en el instante en que creí extraviada
frágil la belleza de mi tierna juventud,
tocan a la puerta tan de madrugada,
casi que no supe que venías tu.
Mínima, sencilla y caminando leve,
tal como la vida que si viene, va
dando a cada paso un escalón que tiene
el mismo perfume de la libertad.
Niegan mis amigos este sueño loco:
"Déjate de bromas que ya no es tu edad:
sigue tu camino que te queda poco.
Viejo, peregrino, deja para los demás".
Pero no los oigo porque nada dicen:
lucen cicatrices sin querer sangrar,
mueren años antes de parir la dicha:
lloran en la playa sin tocar el mar.
Canta, puro trino, ni te pongas triste:
hay una distancia que no tiene valor.
Eras mi destino pero te escondiste.
Todos somos niños cuando llega el amor.
1 comentario:
Buenisimo.
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