
La ridícula papiche que deambula sigilosa
va llevando mis papeles en hermética misión.
Se presenta veleidosa ante la corte perezosa
que pregúntale curiosa quien la trae por aquí.
A ese estúpido burócrata, mi Rey le dio tarea.
Quiere arrimo en una carta con altiva pretensión.
"Dile al Rey que se ha negado y no le des lo que te pide,
ni respondas su misiva porque nadie lo sabrá".
¡Qué se cree este plebeyo! ¿No le basta su salario?
¿Se habrá visto atrevimiento? ¡Que se pudra en un rincón!
Pero siento sus pisadas desde el fondo del salón,
porque nunca se hace nada sin que al cabo vea la luz.
Yo cantaba cada tarde, sin saber de mi desgracia,
y la minúscula cobarde maquinaba contra mí.
¡Ahora entiendo tu silencio! Yo no sé por qué confié.
¡Retorcida estratagema! Fementida Richelieu.
Tengo flores en la palma y cien colores en la piel,
porque entrego toda el alma y no me vendo como buey.
va llevando mis papeles en hermética misión.
Se presenta veleidosa ante la corte perezosa
que pregúntale curiosa quien la trae por aquí.
A ese estúpido burócrata, mi Rey le dio tarea.
Quiere arrimo en una carta con altiva pretensión.
"Dile al Rey que se ha negado y no le des lo que te pide,
ni respondas su misiva porque nadie lo sabrá".
¡Qué se cree este plebeyo! ¿No le basta su salario?
¿Se habrá visto atrevimiento? ¡Que se pudra en un rincón!
Pero siento sus pisadas desde el fondo del salón,
porque nunca se hace nada sin que al cabo vea la luz.
Yo cantaba cada tarde, sin saber de mi desgracia,
y la minúscula cobarde maquinaba contra mí.
¡Ahora entiendo tu silencio! Yo no sé por qué confié.
¡Retorcida estratagema! Fementida Richelieu.
Tengo flores en la palma y cien colores en la piel,
porque entrego toda el alma y no me vendo como buey.
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