XIX.- Calmohada
Águila sosiégate un segundo
para darnos la mirada delirante
vuelvete del ancho y crudo mundo
en oscilante desplegar amando.
Detén el insistente pendular
y mírate pisar los pies,
tal vez nos trague el mar,
por nadar detrás de lo que es.
Pero no deja de tener su belleza
sentarse en rato y ver pasar a la gente,
tan diligente, descuidada y pendiente
del puesto que ocupan en la mesa
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