Uno se imagina a don Reinaldo Mena en la Araucanía , por allá por
el año 26, jugando a invertir el anagrama del niño recién nacido. Uno se imagina a don Reinaldo Mena haciéndolo dormir bajo la totora del patio,
a punto de soñar y rodeado de tábanos felices. Uno se imagina a don Reinaldo Mena llevando en los hombros al niño para
encumbrar volantines en Villarrica, bajo el sol de septiembre.
Es divertido imaginárselo y provoca hasta cierta simpatía imaginar a Odlanier Mena estudiando en la preparatoria para ser un gran chileno. Ascanio Cavallo lo dejó casi como un Rey de
Hay que imaginarse a Odlanier Mena apilando cadávares aun vestidos en el desierto y en la precordillera. Hay que imaginarse a Odlanier Mena dando órdenes para que encendiesen la hoguera. Hay que imaginarse a Odlanier Mena arrojándolos para que desapareciesen por segunda vez y para siempre. Hay que imaginarse a Odlanier Mena atando rieles con un alambre a los restos de cientos de chilenos, ocultos en sacos paperos. Hay que imaginarse a Odlanier Mena arrojándolos al mar desde un helicóptero.
Hay que imaginarse a Odlanier Mena huyendo de
No hay comentarios.:
Publicar un comentario