Yo tengo un amigo
que es Cabo Primero
y fue mi testigo
contra unos mecheros.
De noche en la calle:
cuadrante ochenta y siete.
¡Fiscal, no me falle!
Ya estoy en Cañete.
Le tengo la evidencia.
Cargarla me cuesta.
Si llamo con urgencia,
nadie me contesta.
De afuera se ve
el auto robado.
Si me llama al juez,
estamos al otro lado.
Perdone la llamada.
Son cosas de la vida.
Detenida embarazada.
¿La dejo apercibida?
La bitácora es mala.
No es que le reproche.
Pero nos metieron bala
salientes de noche.
Igual, agradecido.
Me pongo en sus zapatos.
Hay tanto malnacido,
que uno queda chato.
Ojalá que quede preso
y le den lo que merece.
Yo en el sitio del suceso
El problema son los jueces.
¡Que la gente se interesa de sí misma!
No halla nada más hermoso que su yo.
Es la suerte de consuelo que me llena de albricias,
porque hay ciertas amenazas que no son.
¡Y vosotros preocupados y ocupados del resto!
Es la pérdida de tiempo más voraz:
os consume como hiena por dentro
y no tiene ni un sentido además.
No hay razón para miraros de reojo.
Nadie está planeando nada ni persigue detrás
en la calle más oscura, no hay ancianos cojos.
Solo cree en lo que ve Santo Tomás.
Ya se marcha el firmamento en su carruaje:
tenue luz de indiferencia y sin vos.
No le sois ni un eslabón ni un engranaje.
Es el sol que se sumerge sin deciros adiós.
Algo muy raro nos cambió la vida
asi, sencilla y resumidamente,
el hada náufraga que toca y cuida,
la maravilla que enamora a la gente.
Nos conocimos hace treinta años
y nos reunimos unas cuatro veces,
nos apartamos sin hacernos daño,
y florecimos por mil dias y tres meses.
Yo no recuerdo lo que había antes
del 23 de abril del año veintidós,
solo una bruma de dolor constante
y cuatro niños que la vida me dio.
Y fue hace treintaiseis meses que viajé
sin muchos sueños a la cordillera.
Yo no sabía y todavía no lo sé,
sólo volví por desplegar la primavera.
Nadie le ha hecho daño
más que tú a la lucha,
motor del engaño
y del engaño, a la chucha!
Defendía el proceso
en el asado con pasión
¡Que Jadue está bien preso!
¡Que no hay conspiración!
Y resulta que es el perla
quien gana y convoca:
¿La fe es para venderla
y ver cuánto te toca?
Caco, chorizo, timador y cuatrero,
bandido, usurero, cafiche de magnate,
gato de campo, puerco de potrero,
avispa reina y peón de jaque mate.
Son gajes del oficio
Detalles de la pega,
Yo voy al sacrificio
¡Ya no quiero más Guerra!